El otoño está tardando en llegar, pero podemos disfrutar de sus frutos. Entre ellos, la granada, muy de moda esta semana... por lo que no debería: el presunto corrupto Francisco Granados. "En su honor" he creado este cóctel.

Cóctel por Moisés Polanco
Imagen por Elena González de Sande




Las noticias de casos de corrupción se agolpan en los telediarios. Ayer desayunábamos una vez más café con leche y escándalo de corrupción. Se trata de una operación desconocida hasta ahora: la Operación Púnica. Después de sacudirnos el shock, enterarnos de los nombres y las cantidades implicados, nos vamos a lo frívolo –porque qué necesario es frivolizar de vez en cuando para resistir todas embestidas– y nos preocupamos por su nombre.

¿Operación Púnica? ¿Como en las Guerras Púnicas, que enfrentaron a romanos y cartagineses? Años y años de enfrentamientos que no terminaron hasta que los romanos hicieron desaparecer del mapa hasta la mismísima ciudad de Cartago... ¿Era eso lo que pretendía la Guardia Civil? ¿Una guerra más contra la corrupción, que no terminará hasta limpiar nuestras instituciones?

Sin embargo, a mediodía surgió en los medios una interpretación mucho más lógica, a pesar de todo... más lógica y más botánica. Operación Púnica por Punica Granatum, el nombre científico de ese pequeño árbol frutal que es el granado... en honor del objetivo y presunto cerebro de toda trama: Francisco Granados.

"En su honor" me invento también este cóctel:

Otoño Púnico

Ingredientes del cóctel


4'5 cl de vodka
2 cl de licor triple seco
5 cl de zumo de granada
1'5 cl de zumo de lima
1 cl de azúcar

Permitidme que en esta ocasión la explicación del cóctel sea un poco menos ortodoxa.

En su honor utilizo el fruto del árbol que le nombra, la granada, cuya temporada es este otoño tan caluroso y lleno de emociones. El triple seco está porque... si queréis hago el chiste fácil: por lo secos que nos están dejando a los ciudadanos. Finalmente, uso el vodka por los tintes a mafia rusa que tiene la actualidad del país en los últimos tiempos y porque, seamos sinceros, el vodka es la opción más perezosa a la hora de inventar un cóctel, la misma pereza que da esta panda. Queda un cóctel poco transparente, como ellos, y de rojo sangrante y furioso, como nosotros.

Imagen por Elena González de Sande