Historia mítica del Mojito
Y eso, a pesar de las leyendas de su origen, que nos transporta al
Caribe del siglo XVI, con su luz brillante, su tierra paradisíaca... y sus costas llenas de corsarios y piratas. Según explican los compañeros de
El Centro Cubano, entonces se llamaba Draque o Draquecito porque fue el pirata Sir Richard Drake, al servicio del famoso
Capitán Sir Francis Drake, corsario de la corona inglesa, quien se puso a mezclar ingredientes hasta que dio con
la fórmula mágica.
Entonces el destilado que se usaba era el
aguardiente, ni siquiera llegaba a ron, pero ya era más que suficiente para cumplir su función etílica. Un poco de agua para diluirlo; un poco de
lima para, quizás aún por ensayo-error y sin saber muy bien por qué, combatir una de las enfermedades que hacía caer como moscas hasta a los más feroces marinos: el escorbuto, ocasionado por la falta de alimentos frescos y vitamina C durante las largas jornadas en alta mar.
Menta para refrescar la combinación y
azúcar "para poder tragarse todo aquello". Según cuentan, se usaba como
brebaje medicinal y Drake lo tomaba después de cada batalla. Un tipo listo, si me preguntáis (y si me olvido por un momento el pequeño detalle de sus negocios de tráfico de esclavos... en fin).
Quizás fueron estas propiedades las que acabaron por cambiar su nombre hasta llegar al Mojito de hoy. Ya sabéis, por aquello de que el "mojo", en la tradición africana de los negros esclavos de esas tierras, puede significar, como apuntábamos antes, a "poción mágica" o "conjuro"... es fácil pensar
a qué clase de magia puede hacer referencia. Otro posible origen menos místico de su nombre es que "mojo" es el nombre de la mezcla de limón y ajo que incorporaban los criollos cubanos a sus guisos de carne. Jamás despreciaré un buen asado, y menos de esas latitudes que traen recuerdos de mi infancia... pero reconozco que las connotaciones mágicas del Mojito tienen bastante más encanto; no hay más que imaginarse una espléndida noche caribeña, con su mar, su música y sus estrellas, y pensar en
beber magia líquida o en sentir aliento a ajo... con todos mis respetos, no hay color.
En fin, los siglos pasaron y llegamos a la Cuba de
Hemingway, con su máquina de escribir, sus noches sin fin en La Habana y sus conversaciones
Bodeguita del Medio. El señor Ernest bebe ya
ron en su Mojito ("Mi Mojito en la Bodeguita, mi Daiquirí en el Floridita", dicen que decía... no perdía el tiempo, el señor Ernest) y lo populariza
en todo el mundo.
Y así llegamos hasta hoy, cuando el Mojito es el cóctel por el que se deciden muchos de nuestros clientes de cada noche, sin atender a diferencias de sexo o edad, y especialmente extendido entre el público menos conocedor de la coctelería. También es habitual que los no profesionales se atrevan a prepararlo por su cuenta,, ya que
compensa enormemente su relativa facilidad de elaboración con los resultados que se pueden obtener.
Aquí tenéis su receta más extendida.
El Mojito, como concepto, de moda
Confieso: me resulta abrumadora la cantidad de bares, restaurantes, negocios y productos que lo utilizan, así como las recetas y formas que usan, anunciando cosas del tipo "¡la fusión fría de sabores!" o "¡La nueva textura imposible!".
Por si fuera poco, de un tiempo a esta parte, la moda del Mojito ha traspasado estos límites para colarse en otras esferas inimaginables. Incluir la palabra "Mojito" a un producto, sea cual sea, le añade las connotaciones de las que hemos estado hablando, a costa de, en mi opinión, desvirtuar al propio cóctel e, incluso, a la Mixología en general... Muy poderoso debe ser el Mojito, porque de lo contrario no encuentro explicación a estas barbaridades que he encontrado:
El helado puede tener un paso, de la Pepsi qué os voy a contar, los cosméticos me sorprenden lo justo, los chicles... en fin... el papel de fumar puede tener su gracia... pero
PATATAS FRITAS... ¿en serio? Me entran ganas de llamar a una panda de piratas fieros y sin dientes o a Mr Hemingway en su hora feliz para que
les dejen las cosas claras...
Pero en fin, fuera de bromas; si lo han hecho se habrán basado en sus estudios, pensando en sus clientes y en su demanda... que es lo que hacemos los profesionales, al fin y al cabo. Así que si en una noche normal tenemos que servir todos esos mojitos... pues así será, faltaría más.
Variaciones del Mojito
Sin embargo, entre tanta rodaja de lima y tanta hojita de hierbabuena, he recopilado algunas recetas de, sí, Mojitos... pero con un poco de
innovación en ellas. Creo que, aparte de añadir un poco de novedad en nuestras jornadas tras la barra, pueden ser buenas
recomendaciones a nuestros clientes menos expertos, ya que pueden atreverse a probar algo nuevo sin temor a perderse entre tanto cóctel que desconocen dentro de nuestras cartas y partiendo de una bebida familiar y de confianza como es el Mojito de siempre. También es una receta apta para que preparéis los amigos no profesionales... ya veréis que es facilito y podéis quedar estupendamente.
Aquí os dejo algunas de ellas,
explicadas y razonadas.
En fin, éstas son las variaciones del Mojito que os propongo. No es por nada, pero creo que merecen más la pena que esas patatas fritas... Y vosotros, ¿tenéis alguna variación interesante del Mojito? ¿O sois de los que el clásico os sigue fascinando?
Si os parece bien, aquí nos veremos cada semana a partir de ahora. Bienvenidos a mi coctelería. ¡Salud!
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